Los parques industriales adhieren a los progresos en el cuidado del medio ambiente.
Toda actividad humana, vegetales, animales, producen movimiento de partículas en el entorno circundante
Desde el comienzo de la era industrial, aproximadamente 1907, se supo de la importancia que tendría algún dispositivo que pudiera controlar las partículas del ambiente, por entonces, ya se estaba experimentando con un mecanismo de recolección de emisiones de ácido sulfúrico, sustancia propia de las fábricas de fundición, la fabricación de maquinaria bélica ya estaba en el pensamiento de los científicos de la época, además de los materiales de construcción.
Fue prácticamente el nacimiento de los precipitadores electrostáticos, ESP, como se conoce en inglés, que realiza la acción de captar partículas mediante una carga electrostática.
La generación de esta carga, debe ser específica y particular según el tipo de contaminación.
El objetivo es convertir el humo o desechos industriales en emisiones inocuas.
Estos residuos, son mayormente la purga de cualquiera de las transformaciones del combustible fósil.
En tanto la tecnología encuentra el modo de suplantar el insumo de energía que proviene de fósiles, se impone la reducción de desechos gaseosos.
Polvo, humo, ácidos, y todo tipo de partículas contaminantes, son el objetivo de los precipitadores electrostáticos, cuanto más fina la partícula, más especializado el mecanismo.
En algunos casos, no sólo se necesita atraparlos, sino combinar primero las partículas, para luego producir la recolección; el concepto es la atracción electrostática.
En un primer movimiento se genera las condiciones para que las particulas queden asociadas entre sí a otras que serán atraídas para su recolección.
El propio precipitador incluye placas en las cuales quedan atrapadas las partículas, el mantenimiento del dispositivo, es de bajo tránsito, lo que lo hace perfecto para instalaciones de naves industriales en las que la circulación de aire puro hace a la calidad de vida del entorno.
Los ESP modernos, se ven con un amplio panorama de usos, en avance con la tecnología, las emisiones de partículas industriales afectan en las cercanías de los espacios de vivienda.
Así como se generan nuevos materiales con el objeto, no solo, de cuidar el medio ambiente si no aportar, los precipitadores electrostático evolucionan con el objeto de maximizar el comportamiento y contribuya al medio ambiente.
Actualmente, en las mismas tolvas de tratamiento de materiales, hay sistemas automáticos con el concepto de atracción de partículas mediante ionización incorporados, lo que además provee a la maquinaria de construcción una vida útil superior.
Los precipitadores electrostáticos para montaje industrial, suele ser un proceso de partículas en seco, sin embargo, la humedad, ayuda a reducir la resistencia de las partículas, lo que se aprovecha para purificadores domésticos, filtros de horno, de aire acondicionados, producción de ozono; en suma, es útil para el tratamiento y acondicionamiento de electrodomésticos difíciles de limpiar.
También se está analizando el efecto de reducción de bacterias en el ambiente. Lo que por una parte es beneficioso, no lo es tanto para la limpieza del dispositivo, los precipitadores electromagnéticos utilizan placas, que son las encargadas de atrapar las partículas, una vez en ellas, retirarlas para evitar la saturación requiere de tratamientos químicos especiales.
El ama de casa, sabe mejor de este problema en el moderno horno eléctrico, donde la limpieza utiliza un sistemas con el mismo concepto, filtrar partículas en placas incorporada al horno.
Una idea simple, cuya ejecución no es sencilla, pero sí necesaria.
En espacios controlados, naves industriales, montaje industrial los precipitadores electrostáticos son un recurso beneficioso, superior a las dificultades que pueda provocar el mantenimiento.
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